La Guerra Civil Española es, seguramente, el
acontecimiento más importante de la Europa de los años treinta y, sin duda, el
más dramático de nuestra historia reciente. No fue un conflicto sólo de
carácter militar, sino que también de carácter social y político, además de
económico, que se desencadenó en España tras el fracaso parcial del golpe
de Estado del 17 y 18 de julio de 1936, encabezado por un
sector del ejército contra el gobierno de la Segunda República Española y
que acabaría el 1 de abril de 1939 con el último parte de
guerra firmado por Francisco Franco, declarándose victorioso y
estableciéndose una dictadura que duraría hasta su muerte en 1975.
En cuanto a las consecuencias demográficas, el impacto en pérdidas
humanas de la guerra fue considerable. Se estima que las víctimas de la
contienda superaron el medio millón de personas, incluyendo los muertos en
combate, los represaliados en la retaguardia los cuales sufrieron una represión
masiva y sangrienta en muchos momentos de la guerra- y los ejecutados por los
vencedores tras la guerra.
No menos
importante son las consecuencias de la emigración masiva, un gran impacto
desde un punto de vista laboral, dado que se compone de personas jóvenes en
busca de nuevas oportunidades de trabajo lejos de España, un país cuyas
infraestructuras y tejido industrial había sido arrasado completamente por la
guerra. Otras consecuencias económicas fueron Aumento de la deuda externa y
pérdida de las reservas de oro del Banco de España, usadas por el gobierno de
la República para pagar la ayuda soviética. Se produjo un estancamiento
económico durante toda la década, no recuperándose el nivel de renta de 1935
hasta bien entrados los años cincuenta. Como podemos observar en el gráfico, la
enorme variación negativa en los años de guerra y posguerra es brutal, dejando
una brecha en la economía muy considerable.
Otra
herida de la guerra fueron los exiliados (unos 300.000), obligados a abandonar
el país, y que se amontonaron en los campos de refugiados de las costas
francesas o huyeron a México o Argentina, muchos no regresaron. Los camposde internamiento en Francia resultaron ser una cruel trampa. En realidad
eran campos de concentración establecidos por las autoridades francesas para
encerrar a cerca de 550.000 españoles que huyeron de
la represión franquista hacia Francia tras
la Guerra Civil Española. La mayoría se construyeron cerca de la frontera,
en forma de barracones o de zonas vigiladas bajo la intemperie, y no disponían
de agua potable ni de las mínimas condiciones higiénicas. A los prisioneros
apenas se les daba comida, y nunca se les ofreció agua potable ni ropa de
abrigo o para refugiarse del viento. Muchos murieron de desnutrición,
enfermedades diversas, durante torturas o asesinados.
En general, entre 1936 y 1945, todos los países latinoamericanos se inclinaron
por la adopción de medidas encaminadas a la restricción y selección de la
inmigración, así como a la protección de la población autóctona. En este nuevo
escenario, el exilio español a América tropezó con serias dificultades. En
primer lugar, los países destino tradicional de la emigración española, como
Argentina, Cuba, Brasil o Uruguay, eran reticentes a aceptar la llegada de
refugiados, escudándose en cuestiones laborales, cuando temían una alteración
de la paz social por parte de un colectivo considerado políticamente “peligroso”.
México sí aceptó
la llegada de refugiados, incluso antes de finalizar la guerra. El mismo día en
que Franco ponía fin a la Guerra Civil, la Secretaría de Gobierno mexicana
emitía un comunicado ofreciéndose como destino a los refugiados, que
dispusieran de los medios necesarios para mantenerse hasta su instalación. El
total de refugiados que entró en México entre 1939 y 1948 fue de 21.750, siendo
el país latinoamericano que recibió el mayor contingente.
Finalmente,
consideramos importante centrarnos en las consecuencias económicas. La
guerra dejo una profunda huella en las actividades económicas: destrucción
de las infraestructuras, de la cabaña ganadera, del parque automovilístico y
ferroviario, de las industrias… La destrucción de los recursos económicos e
infraestructuras trajo en los años cuarenta los años del hambre. Se
produjo un estancamiento económico durante toda la década, no recuperándose el
nivel de renta de 1935 hasta bien entrados los años cincuenta. El pago del
gasto de la guerra por ambos bandos fue muy elevado. Al haber usado el gobierno
republicano las reservas de oro para comprar armamento acabó con las reservas
monetarias de la zona republicana. El bando sublevado tuvo que abonar mucho
dinero tras finalizar el conflicto; España había quedado devastada en
algunas zonas, con pueblos totalmente asolados. La economía
española tardaría décadas en recuperarse.
No hay comentarios:
Publicar un comentario